Un representante del Consejo de Infancia de Las Regueras entre los participantes
El 24 de febrero de 2018, un año después de que presentaran sus propuestas por primera vez, tocaba evaluar los logros y retos pendientes.
Saray, representante del Consejo de Infancia y Adolescencia de Mislata (Valencia), Sara, del Consejo de infancia y Adolescencia de Logroño (La Rioja), Alberto, representante del Consejo de Participación de Cazalla de la Sierra, Sevilla (Andalucía), Fran, cibercorresponsal del Grupo de Participación de Alcázar de San Juan, Ciudad Real (Castilla-La Mancha), Mireia, del Consejo Municipal de Infancia de Tarragona (Cataluña), Andrea, del Colectivo de Acción para el Juego y la Educación, de Alcalá de Henares (Madrid), Hugo, del Consejo de Participación Infantil de Las Regueras (Asturias) y Yago, del Consejo de Infancia y Adolescencia de Pedrola, Zaragoza (Aragón), pusieron sobre la mesa sus preocupaciones, que son las de muchos niños y niñas en nuestro país.
Preguntaron a los diputados por qué España sigue siendo el tercer país de Europa con mayor tasa de pobreza infantil o cómo puede ser que no se llegue a un Pacto de Estado por la Educación, que condena el futuro de la infancia a los vaivenes políticos. Además exigieron el cumplimiento de los compromisos pactados en Europa respecto a la acogida de refugiados, haciendo hincapié en los más de 3.000 niños no acompañados que están en Grecia a la espera de una oportunidad.
También se preguntaron cómo puede ser que la vida de un niño o niña con discapacidad dependa del factor suerte: la suerte de tener un buen pediatra o buenos profesores. Pidieron conocer los avances de la ley integral de violencia contra la infancia y reclamaron que la participación infantil no fuera algo anecdótico. Por ello insistieron en la necesidad de estructuras estables que permitan que niños, niñas y adolescentes participen de manera más activa y puedan elevar su voz ante las instituciones, a través de la creación de un Consejo Estatal de Participación.
Al escuchar estas peticiones, más de un diputado confesó sonrojarse, y en su mayoría reafirmaron la necesidad de contar con estos encuentros de diálogo. Además, asumieron su compromiso con todos los ciudadanos para cambiar a mejor sus vidas, reconocieron las dificultades en la consecución de los objetivos fijados el año anterior, presentaron algún avance y se comprometieron a debatir sus propuestas y lograr acuerdos sobre ellas. Les pidieron que no perdieran ese espíritu crítico y la venareivindicativa que ayuda a todos: a los niños para formarse como personas y a los diputados para tomar decisiones.
Este evento supone un paso adelante en la promoción de la participación infantil; ya que como dijo Alberto, la participación significa formar y sentirse parte de algo. No es una acción puntual o estática, ni tampoco solo aportar un punto de vista, sino que implica crear un nuevo modelo de relación más equitativo en las relaciones de poder, donde todas las partes tienen que construir una rutina democrática de intercambio y rendición de cuenta ante la sociedad. Dar explicaciones a los niños y niñas, las cuales no siempre deben ser afirmativas, es un aspecto fundamental para evitar que la frustración y desmotivación les haga pensar que sus acciones no pueden generar un cambio real en sus vidas y en su entorno.
UNICEF Comité Español y la Plataforma de Infancia de España, organizaciones responsables de la celebración de este evento, abogan para que estos encuentros entre diputados y representantes de niños y niñas se conviertan en un mecanismo estable de diálogo y de búsqueda de las soluciones más adecuadas a las necesidades de los niños y niñas. La participación infantil y adolescente es un derecho y la rendición de cuentas una condición necesaria para configurar una sociedad equitativa y democrática… Como dijo Yago: “Diputados, Diputadas tenemos una cita”.
Fuente: Lucía Losoviz. Responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación. UNICEF Comité Español.
Foto: UNICEF Comité Español